viernes, 27 de enero de 2017

MURIENDO ES COMO NACEMOS A LA VIDA ETERNA.

POEMAS DE LA MUERTE.
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

VIVO SIN VIVIR EN MÍ.
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero
que muero porque no muero.
I
En mí yo no vivo ya
y sin Dios vivir no puedo
pues sin él y sin mí quedo
éste vivir qué será?
Mil muertes se me hará
pues mi misma vida espero
muriendo porque no muero.
II
Esta vida que yo vivo
es privación de vivir
y assí es contino morir
hasta que viva contigo.
Oye mi Dios lo que digo
que esta vida no la quiero
que muero porque no muero.
III
Estando ausente de ti
qué vida puedo tener
sino muerte padescer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí
pues de suerte persevero
que muero porque no muero.
IV
El pez que del agua sale
aun de alibio no caresce
que en la muerte que padesce
al fin la muerte le vale.
Qué muerte abrá que se yguale
a mi vivir lastimero
pues si más vivo más muero?
V
Quando me pienso alibiar
de verte en el Sacramento
házeme más sentimiento
el no te poder gozar
todo es para más penar
por no verte como quiero
y muero porque no muero.
VI
Y si me gozo Señor
con esperança de verte
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor
viviendo en tanto pabor
y esperando como espero
muérome porque no muero.
VII
Sácame de aquesta muerte
mi Dios y dame la vida
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero
que muero porque no muero.
VIII
Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡O mi Dios!, quándo será
quando yo diga de vero
vivo ya porque no muero?
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

Vivo sin vivir en mí y de tal manera espero que muero porque no muero. I En mí yo no vivo ya y sin Dios vivir no puedo pues sin él y sin mí quedo éste vivir qué…
POEMAS-DEL-ALMA.COM

Me gustaMostrar más reacciones
Comentar
Comentarios
Carlos Antonio Ruiz Villanueva FRAY LUIS DE LEÓN.
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,

y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado;
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río,!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.

El aire del huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruïdo
que del oro y del cetro pone olvido.

Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.

POEMA SIGUIENTE 

VOLVER A 
FRAY LUIS DE LEÓN
Poemas relacionados

A FRAY LUIS DE LEON (Vicente Aleixandre)
POBLAMIENTO (Jesus Hilario Tundidor)
La vida retirada (Julio Martínez Mesanza)
ODA XXIII - A LA SALIDA DE LA CARCEL (Fray Luis de Leon)
EPITAFIO AL TUMULO DEL PRINCIPE DON CARLOS (Fray Luis de Leon)
VER MÉTRICA
Comentarios18

sandro
este la poe3sia es muy reflexionativa bye las amo te amo paola lolo
victor junior
me parece muy bien que el escriba un poema tan hermoso que inspire su vida desde adolescente con toda du buena y amigable familia.
cindy
linda poesia.. me la hicieron aprender toda en el cole y fue un martirio... pero realmente aprendi mucho y me llego a dar una gran inspiracion..!
libertad
un poesia especial porq nos habla de la libertad de lo mas bello del ser humano lo q nos permite ser como realmente somos
aaaaaa
me parece que este es un poema muy bonito
rosa elena
Carlos Antonio Ruiz Villanueva https://www.facebook.com/photo.php?fbid=723108674523614&set=gm.1881012932135201&type=3&theater
Carlos Antonio Ruiz Villanueva en Sociedad civil organizada para la producción
1 h
DESCUBRIENDO A SANTA TERESA DE JESÚS.
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
VIVO SIN VIVIR EN MÍ
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Carlos Antonio Ruiz Villanueva A la espera de la muerte

"Ven, muerte, tan escondida

que no te sienta venir, 
porque el placer de morir
no me vuelva a dar la vida".
(Teresa de Jesús)

Ay, cómo tarda esta muerte
que me ronda y no me llega;
cómo avanza y se repliega, 
cómo juega y se divierte, 
y se ofrece, y no se entrega.

Ya cansada de bregar,
cubierta de cicatrices,
siento secas mis raíces,
y sólo ansío volar
hacia campos más felices.

Concluye esta servidumbre
que al alma en el cuerpo encierra;
si mis pies son de la tierra,
ya han alcanzado la cumbre 
más crecida de esta sierra.

Llégate, muerte, y extiende
en torno de mí tu abrazo;
que no hallarás el rechazo 
de quien hostil se defiende
a yacer en tu regazo.

Llégate, que en esta espera
nadie obtiene beneficio;
es el momento propicio:
Concluída mi carrera,
completado mi servicio. 

Madrid, 12 de abril de 2001
Carlos Antonio Ruiz Villanueva La canción de Cervantes a los éxtasis de Teresa de Jesús
Publicado en 8 de mayo de 2013
Tenemos luego la canción a los éxtasis de la beata Madre Teresa de Jesús (recogida también por Justo de Sancha en su Romancero y cancionero sagrados, BAE, XXXV), qu
e el P. Antolín califica de «muy devota poesía» en la que «no faltan las alusiones bíblicas de profundo sentido teológico»[1]. Copio solo el comienzo:

Virgen fecunda, Madre venturosa,
cuyos hijos, criados a tus pechos,
sobre sus fuerzas la virtud alzando,
pisan ahora los dorados techos
de la dulce región maravillosa
que está la gloria de su Dios mostrando:
tú que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo
y un grado sin segundo,
ahora estés ante tu Dios postrada,
en rogar por tus hijos ocupada,
o en cosas dignas de tu intento santo,
oye mi voz cansada,
y esfuerza, ¡oh, Madre!, el desmayado canto[2].

Santa Teresa de Jesús

Como es sabido, Teresa de Ávila —que había sido beatificada en 1614— sería canonizada por el papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622. La composición cervantina consta de siete estancias que comentan los «impulsos celestiales», «los favores / con que te regaló la mano eterna» y sus «éxtasis divinos», cuando el alma lleva su cuerpo «a las regiones santas» y queda «más humilde, más sabia y obediente / al fin de tus arrobos». Tras pedir a la futura santa que oiga «devota y pía» los balidos de su terrenal rebaño, la composición se remata con el envío final, que dice así:

Canción: de ser humilde has de preciarte
cuando quieras al cielo levantarte,
que tiene la humildad naturaleza
de ser el todo y parte
de alzar al cielo la mortal bajeza[3].

[1] P. Teófilo Antolín, «El uso de la Sagrada Escritura en Cervantes», Cuadernos de Literatura. Revista General de las Letras, III, 7, enero-febrero de 1948, p. 135.

[2] M. de Cervantes, Poesías completas, ed. V. Gaos, Madrid, Castalia, 1981, vol. II, p. 385.

[3] M. de Cervantes, Poesías completas, ed. V. Gaos, Madrid, Castalia, 1981, vol. II, p. 388.

Advertisements

SHARE THIS:
TwitterFacebookLinkedIn2Google

RELACIONADO
La temática mariana en la poesía de Cervantes
En "Barroco"
El poema «Coloquio amoroso» de Santa Teresa de Jesús
En "Literatura"
«Al Nacimiento de Jesús», villancico de Santa Teresa
En "Literatura"
Esta entrada fue publicada en Barroco, Cervantes, Literatura, Literatura y religión, Poesía, Siglo de Oro y etiquetada Barroco, Cervantes, Literatura y religión, Poesía, Santa Teresa de Ávila, Santa Teresa de Jesús, Siglo de Oro por insulabaranaria. Guarda enlace permanente.
Responder

Introduce aquí tu comentario...
Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.
Seguir

Carlos Antonio Ruiz Villanueva " Ven muerte tan escondida que no te sienta venir, porque el placer de morir no me vuelva a dar la vida. Así sea tu venida si no desde aquí me obligo, no, que el gozo que habré contigo me dará de nuevo vida." Lope de Vega sobre versos de Santa Teresa de Jesús.
Carlos Antonio Ruiz Villanueva LA MUERTE NUNCA TOMA VACACIONES
(Nov. 2:- Día de los Fieles Difuntos)

Humanamente hablando, todo el mundo se muere solo. La muerte no es sólo la extinción física de un cuerpo, sino también el lento apagarse de una conciencia (entendida ésta como facultad discernidora de la inteligencia). Presumo que la mente percibe con toda certidumbre la cercanía del momento final, pero como nadie puede penetrar fácilmente en el santuario de la mente humana, que normalmente se mantiene aislada del mundo que la rodea, se me ocurre pensar y decir que, finalmente, todo el mundo se muere solo. El viejo dicho “nacemos solos y morimos solos” es un reflejo de la experiencia que cada uno encuentra en el recorrido de la vida.
¿Será bueno o será malo morirse? Santa Teresa dijo:
“Ven, muerte, tan escondida
que no te sienta venir
porque el placer de morir
no me vuelva a dar la vida�.
¿Cómo podríamos llegar a comprender la misteriosa afirmación de la Santa? Aparentemente, ella había logrado penetrar el arcano de la eternidad y había saboreado la felicidad de ese conocimiento. Quería lograr sin tardanza la infinitud de ese placer.
El lector moderno razonará, sin duda, de la siguiente manera: “Desde luego, si Santa Teresa podía encontrar un placer anticipado en el hecho de morir, sería seguramente porque era una santa de virtudes excepcionales”. Tal razonamiento, de acuerdo con la doctrina tradicional de la Iglesia Católica, parte de premisas falsas, pues precisamente fueron sus virtudes excepcionales y el hecho de que no era ella quien vivía sino Cristo quien vivía en ella, según la expresión de San Pablo en su Carta a los Gálatas, los elementos que le confirieron a Teresa su categoría de Santa.
Pero el hombre moderno que, a pesar de todo, pudiera seguir argumentando en una inequívoca línea de pensamiento racionalista, la mística manifestación de Santa Teresa podría seguir careciendo de sentido: “si existe algún placer en el hecho de morir, sería un placer muy fugaz, comparable a la luz de un relámpago que surge y se extingue en un breve instante”. Pero para la Santa, digo yo, pudo haber sido el resultado de una previa confrontación de su conciencia con la continuación de la vida después de la muerte, a la que se asomaba como un glorioso abismo

1 comentario:

  1. EL TEMOR A LA MUERTE NO SE TIENE CUANDO SE VIVE BAJO LA GRACIA DE DIOS Y SU FE NOS SOSTIENE DURANTE LAS PRUEBAS DE NUESTRO DESTINO, EL CUAL, EXISTE COMO DESIGNIO INDESCIFRABLE DEL PADRE SUPREMO.

    ResponderEliminar