jueves, 22 de diciembre de 2016
LA LOCURA DELIRANTE DEL CASTRO COMUNISMO DE TRES TOLETES.
ÚLTIMOS DÍAS DE LA DICTADURA CASTRO COMUNISTA.
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Las tres cabezas que gobiernan la Venezuela chavista
Por Manuel Malaver
La tesis más socorrida -y menos estudiada- en el contexto de la enorme crisis política y económica que sacude al país, es que la dictadura de Maduro concluyó fracturada en tres fragmentos que, si bien hasta ahora coinciden en sostener al régimen, no pocas veces se refractan, trifurcan y hasta parecieran prestas a desgarrarse unas otras.
Característica inconciliable, primero, con la unicidad dictatorial y, después, con la estatocracia socialistaque une violencia y centralización para reducir a un sistema diverso, disperso y adverso como el capitalismo.
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Pero hablar de Chávez y el chavismo, del “Socialismo del Siglo XXI” y Maduro, es referirse a exotismos, matices y especificidades como jamás habían sucedido en la historia de los “socialismos”, y orientarse frente a ellos para descubrirlos, denunciarlos y, al final, arrollarlos, no solo ha significado tiempo, sino sufrimientos que hoy se pueden encontrar en cualquier calle de Venezuela.
Para empezar, Chávez -un militar de baja graduación- inicia su carrera política con una intentona golpista fracasada que, no obstante, le trae la sorpresa que le proporciona una inmensa popularidad que lo ubica en la posición ideal para dar el siguiente paso: crear un partido político cívico-militar, con el cual, se involucra en una campaña electoral por la presidencia de la República que, dada la crisis económica que sufre el país, el colapso del liderazgo democrático, y sus dotes de demagogo impar, le permiten acceder a la presidencia con una votación no muy holgada, pero incontrastable.
Jugada magistral que, sin embargo, pudo significarle un paso efímero y trágico por el poder, ya que, le impuso gobernar con un establecimiento político que lo adversaba en un 70 % y podía derrocarlo, constitucionalmente, en cuanto diera las primeras muestras de inconfiabilidad y debilidad, tal cual sucedió con Allende en Chile.
Pero Chávez tomó nota, se le ofreció a los náufragos del colapso del comunismo de finales de los 80 y comienzos de los 90 como el líder de un proyecto de restauración, y de ahí nació el modelo de socialismo híbrido –medio socialista, medio capitalista, medio democrático, medio dictatorial-que representó la coexistencia con factores que siempre lo enfrentaron y ahora accedieron a la mayoría absoluta del Poder Legislativo que, por lo menos, destruyeron al chavismo y al “Socialismo del Siglo XXI” como un sistema político y económico viable, exportable y con futuro.
Lo anterior significa que con Chávez desaparece el sistema de dictadura socialista centralista, de poder único y excluyente, totalitaria e hiperpersonalista, y nace el híbrido, que permite una cierta pluralidad, pero mientras garantice una mutilación progresiva de los poderes públicos y de la sociedad civil, para que, al final, se arribe la comunismo de siempre, al leninista, stalinista y castrista.
El régimen, entonces, se mantiene a través de un liderazgo carismático que, en cuanto no crea estructuras, fuerzas orgánicas, ni jerarquizadas, conducen a una anarquía reglada, no solo dentro, sino fuera del gobierno, como resultaron ser los colectivos, los pranes y los distintos carteles de narcotraficantes que se hacen uno con el poder.
Es, lo que podríamos llamar, una variante o tendencia posmoderna del marxismo y el socialismo clásicos, ortodoxos, que ahora renuncia a los dogmas para pescar todo cuanto pueda serle útil, sin importar su naturaleza y destino, y usarlos como aportes que confundan, dispersen y pierdan a los enemigos y opositores que siempre se encontrarán con fantasmas en los que nunca pensaron, ni imaginaron.
Versión de la política, la realidad y la vida que podía convenir y ser aprovechada por un líder fuerte y carismático como Chávez, pero no por el débil, desangelado y voluminoso Maduro, el cual, ha llevado la anarquía al extremo de que, el mismo “Poder Ejecutivo” está dividido en tres cabezas, o cadenas de mando que, pueden ubicarse entre Padrino López, Diosdado Cabello y Néstor Reverol.
En otras palabras Maduro es una brizna a la deriva entre fuerzas que tienen agenda propia, y que, solo se mantienen unidos en torno suyo hasta tanto las circunstancias indiquen que llegó la hora de tirar su cabeza a los leones, como se despacha a los que llegan al poder por el simple influjo de la fortuna, y una vez llegados, no hacen nada para brillar aunque solo sea por una mínima llama de luz propia.
Una nulidad absoluta y sin remisión, con una bolsa en la mano para comprar lealtades y, por lo tanto, tolerado con el desprecio de quienes ignoran que, forjarse un liderazgo requiere algo más que dólares, amenazas y cadenas de radio y televisión.
¿Pero quiénes son estos dueños reales del poder en Venezuela y en qué medida se alían, se enfrentan, marcan, desmarcan y se unen para mantener la falsa apariencia de estar unidos:
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