||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Un mes y medio se ha cumplido del doble homicidio de los sargentos de la GNB, Luis Manuel Delgado Cao (20) y Jean Carlos Méndez Alfonso (21), hallados sin vida en una zona boscosa del sector Mendoza, en la Carretera Nacional Troncal 9 de Barlovento, el 12 de enero pasado y aún no hay indicios con respecto a la responsabilidad del crimen.
Mientras transcurren los días y menos se comenta del caso, sus familias intentan hallar respuestas. Piden a gritos y por distintos medios, que alguien les responda por las muertes que sucedieron en circunstancias muy extrañas.
Así lo explicó, Juan Carlos Méndez, padre de uno de los sargentos que perdió la vida en ese lamentable hecho. Ese fin de semana, su hijo Jean Carlos, estuvo franco de servicio porque aún le debían parte del asueto navideño y aprovechó de ir a su casa, en San Cristóbal, estado Táchira. El domingo 10 de enero partió de regreso a Monagas y llegó el lunes al amanecer, al Destacamento 512 en Punta de Mata, donde estaba adscrito.
Al militar le correspondía reintegrarse a sus labores el martes 12 de enero. Sin embargo, se presentó un día antes en el comando porque no tenía hospedaje en la ciudad.De manera repentina, le asignaron una comisión aquella noche. Tenía que custodiar unos autobuses contratados por Pdvsa, para trasladar el personal hacia Caracas, donde el martes se haría una marcha para acompañar la firma de la nueva contratación colectiva.
De acuerdo a una conversación que el sargento Méndez sostuvo esa noche con un pariente, vía mensajes de texto y que quedó registrada en el teléfono móvil de su interlocutor con unas notas de voz, más de 15 autobuses fueron dispuestos para el transporte de los trabajadores. Aunque habían fijado una hora para salir, hubo una prolongada demora que se extendió hasta pasadas las 11:00 de la noche.
En una nota de voz, el sargento manifestó que lo acompañaban cuatro guardias nacionales y que ellos iban en una camioneta. Se refería a la Gran Cherokee gris que también contrataron como medio de transporte y que conducía un señor de nombre Luis Brito.
Se presume que cercano a la medianoche, salieron los autobuses de Monagas con destino hacia Caracas. El grueso de los colectivos llegó a la capital casi al amanecer, pero la camioneta no. En la troncal 9, fue interceptada por una Toyota Terios amarilla, de la que bajaron sujetos armados.
De lo que sucedió aquella madrugada, la familia del sargento Méndez, solo tiene un testimonio. El que el chofer de uno de los autobuses contratados por PDVSA, le ofreció a un allegado de la familia del sargento. El hombre presuntamente fue testigo del momento en que los homicidas obligaron a la Gran Cherokee a detenerse en la carretera a eso de las 5:00 de la mañana. Bajaron a los dos GNB y a dos civiles (un hombre y una mujer).
En la misma camioneta, el conductor, quien presuntamente logró correr hacia el autobús que venía detrás de ellos, se subió pidiendo ayuda. El chofer del colectivo, aceleró la marcha cuando el hombre se montó y lo dejó bajo resguardo en una alcabala que encontró en la vía.
Luis Brito fue encontrado muerto con varios impactos de bala al mediodía, en el sector conocido como Merecure, cerca de Caucagua, en el municipio Acevedo.
Aunque en las noticias se dijo que los dos sargentos de la GNB fueron desarmados por los asesinos, la misma conversación sostenida con Méndez y un familiar aquella noche, deja constancia de que los uniformados fueron sacados del comando sin chalecos antibalas y sin sus armas de reglamento, es decir, totalmente indefensos cuando iban en una labor de custodia.
Cuando la familia llegó al Destacamento 512, al enterarse de la noticia, les informaron que la responsabilidad de haber enviado a los funcionarios sin armamento era del Teniente Coronel Audi Manuel Delgado Navas, jefe del componente, quien desacató la orden del comandante del Destacamento N° 51 de la GNB Monagas, G/B Octavio Maximiliano Gómez Hernández.
Les dijeron que el funcionario sería sancionado por tal decisión, pero días después, allegados del otro sargento que murió en el doble crimen, lo vio en sus funciones regulares en el comando. Esto les hace presumir que permanece en su cargo.
Para el padre del sargento Jean Carlos Méndez, llama la atención que en las fotografías difundidas del cadáver de su hijo junto al de su compañero, se podía apreciar que llevaba cruzado un bolso marrón donde siempre tenía una portachequera con sus papeles, dinero y documentos personales porque no usaba cartera.
Cuando fue en busca de las pertenencias de su hijo en el comando, le dijeron que ese bolso estaba en poder de los guardias y que un sargento que estaba de permiso se lo había llevado para lavarlo porque tenía sangre. Quedaron en enviárselo a San Cristóbal cuando ese efectivo volviera, pero nunca ocurrió. Más tarde, de regreso a Monagas, le dijeron a los padres del sargento, que tuvieron que quemar las pertenencias del militar porque le habían caído gusanos.
A juicio de la familia, existe un enorme misterio en torno a este homicidio. Hasta la fecha, desconocen la identidad de los otros dos civiles que el testigo que tampoco ha sido interrogado, dijo fueron bajados del autobús. Tampoco comprenden como Luis Brito, apareció muerto después de haber presuntamente quedado en resguardo en una alcabala militar.
A la par de esa versión, está la del propio G/B Octavio Gómez, quien según el padre del sargento Méndez, le dijo que hubo un solo sobreviviente del múltiple asesinato. Se trataría de un funcionario de Pdvsa, destacado en el PCP (Prevención y Control de Pérdidas) de la estatal petrolera que según Gómez, viajaba en la misma camioneta pero logró huir. Su testimonio, es desconocido por los deudos que ahora, exigen justicia.