martes, 22 de marzo de 2016

"FORO DE SAO PAULO" EN TERAPIA INTENSIVA.

La agonía del foro de Sao Paulo
La caída del precio del petróleo, unida a la incapacidad gerencial, la corrupción lo anacrónico e impráctico del modelo marxista, han hecho retroceder al castro comunismo en América Latina.
El financiamiento de ese movimiento en la región en el siglo XXI provino de Venezuela. El maná petrolero permitió poner en práctica el plan imperial de Fidel a través del “El Foro de Sao Paulo”. El plan encubierto bajo el nombre poético de “la patria grande” no es otra cosa que un crudo imperialismo tropical, presentado como un patriótico esfuerzo de integración regional. Ese hermoso sueño de hermandad de pueblos fue convertido por Fidel en una pesadilla. El avance del Foro de Sao Paulo fue sostenido mientras se mantuvieron altos los precios del petróleo. La caída del crudo está acabando con la opereta de “el imperio de Fidel”. La saga de este imperio fallido es poco conocida.
A mediados de 1989, ante el desplome soviético se reunieron en La Habana Fidel Castro y Lula Da Silva. Fidel es la figura cimera de la izquierda latinoamericana. Siendo oficial subalterno del Ejército venezolano lo combatí como oficial subalterno, en los años 60 cuando promovió guerrillas en nuestro país. Desde entonces he seguido batallando contra su nefasta influencia. Lula para entonces era un joven sindicalista y diputado fundador del Partido de los Trabajadores (PT). En esa reunión Fidel presentó su visión geopolítica ante el inevitable desplome soviético. Su idea era crear una alianza para enfrentar a EEUU y Europa por el dominio global. Su proyecto contemplaba una coalición encubierta entre Latinoamérica y los países islámicos miembros de la OPEP. Paralelamente trabajarían en forma coordinada con China y Rusia para enfrentar al enemigo común. Para apoyar su plan el dictador cubano había sembrado una poderosa quinta columna continental, pero para lograr su objetivo era indispensable apoderarse de Venezuela.
Fidel le hizo saber secretamente a Lula que adelantaba preparativos para un golpe militar en la patria de Bolívar. Con su chequera petrolera financiaría la expansión del proyecto a toda la región. Lula manifestó que en Brasil era mejor la ruta electoral. Al efecto propuso esperar hasta conocer el resultado de las elecciones donde participaría en noviembre de ese año. En esos sufragios quedo de segundo con 16%. Ante esos magros resultados Fidel prometió que luego del triunfo del golpe en Venezuela financiaría otra campaña electoral de Lula por la presidencia.
A comienzos de diciembre de 1989 el presidente Carlos Andrés Pérez salió en viaje de estado a varios países de Europa. Para entonces yo era Comandante General del Ejército y había rumores de golpe. Un día antes del regreso del Presidente confirmé que la insurrección se activaría a la llegada de CAP. Esta información la elevé al Ministro de la Defensa, Gen. Filmo López, a quien notifiqué que detendría a los conspiradores para abortar la asonada. Poco después me llamó Alejandro Izaguirre, el Presidente encargado, quien me participó que CAP había ordenado no actuar y que debía esperar su retorno. Al concluir le hice ver que ya los había hecho presos.
Al regresar Pérez me llamó y lo noté molesto. Me dijo saber de buena fuente que Chávez y los demás mayores no estaban conspirando. Al concluir demandó que los pusiera en libertad. En ese momento puse mi cargo a la orden. CAP recapacitó y me aconsejo: General, Ud. está cumpliendo con su deber, pero tiene paranoia de golpe. Ud. debe seguir al frente del Ejército. Yo le propuse: me quedo si me autoriza a designarlos a cargos administrativos sin mando de tropas y mantenerlos vigilados. Me dijo que no había problema pero me prohibió bloquear sus ascensos y sus cursos a menos que tuviera pruebas. También me exigió que mantuviera ocultas las detenciones para no generar zozobra y rumores. Al salir del despacho presidencial envié a Chávez a vender pollos en la proveeduría militar de Maturín. Esas acciones congelaron el plan de Fidel.
En julio de 1990 los mayores que detuve fueron llamados al curso de estado mayor por instrucciones del presidente. En junio de 1991 fui destituido por CAP luego de denunciar ante el congreso una estafa en el Ejército dirigida por su jefe de seguridad, el cubano Orlando García. Luego de mí salida del Ejército los mayores golpistas fueron ascendidos al grado de teniente coronel y mi sucesor los puso al mando de batallones de combate incluyendo a Hugo Chávez.
El desplome soviético en 1990 reactivó el designio de Fidel. Para encubrirlo se creó una organización de fachada disimulada como una pacífica convención política. Este conclave de comunistas y terroristas, se reunió por primera vez en Sao Paulo y de allí su nombre. El grupo empezó a reunirse anualmente en diferentes países estableciendo una secretaria permanente que se encargó de desarrollar el plan. La primera reunión fue organizada por el brasileño José Dirceu, un agente castro comunista formado en Cuba. A partir de allí empezaron a reunirse abiertamente en varios países para promover sus ideas, lograr financiamiento y acceder a los organismos de poder en sus respectivos estados. Este Foro es una estructura de mando centralizado para Fidel. Esta organización es una Internacional Comunista latinoamericana camuflada.
Luego del colapso soviético sobrevino el “periodo especial” en Cuba. La crisis económica y la necesidad urgente de petróleo se hicieron evidentes. Desde fines de la década de los 80 Fidel había incursionado en el tráfico de drogas para reemplazar el subsidio de Moscú. Ese flujo de caja no era suficiente para satisfacer las necesidades de la isla y se hacía imperativa la toma de Venezuela. El 4 de febrero de 1992 el teniente coronel Chávez al frente de su logia se sublevó. Ese golpe ha podido ser abortado como se hizo en 1989, pero lo dejaron correr. Ese cruento alzamiento fue dominado y Chávez terminó en la cárcel convirtiéndose en una estrella política. El 4F Fidel fue el primer presidente en llamar a CAP para expresar solidaridad y rechazo a los sediciosos.
Entretanto Fidel no perdió de vista la enorme popularidad de Chávez. Para tener acceso dio órdenes para que Nicolás Maduro, un agente formado en la Escuela Superior de Cuadros “Ñico López” del Partido Comunista Cubano, se convirtiera en su guardaespaldas. Al ser amnistiado el golpista por el presidente Rafael Caldera, lo invitó a la Habana recibiéndolo con honores de jefe de Estado. Allí lo convenció para lanzarse como candidato presidencial. En 1994 y 1998 Lula fue de nuevo candidato, perdiendo en ambas ocasiones.
Al triunfar Chávez en 1998, Fidel le aconsejó aparentar ser demócrata y esperar un momento propicio antes de radicalizarse. El golpe de estado de abril del 2002 marcó el inicio de la siguiente fase. A fines de ese año, con el apoyo encubierto de Venezuela, Lula fue electo. A partir del 2003 gracias al crecimiento acelerado de China, se inició una subida sostenida de la demanda de petróleo. En el siguiente lustro Chávez vio aumentar casi veinte veces los ingresos petroleros de Venezuela y dispuso de abundantes recursos para apoyar a los candidatos socialistas en la región. En 2003 Néstor Kirchner, fue electo en Argentina financiado por Chávez. El fraude en el revocatorio del 2004 y la subida del petróleo consolidó la posición del líder golpista. Fidel ordenó radicalizar la revolución creando el ALBA, que inicialmente fue una alianza entre Cuba y Venezuela. Luego Chávez financio a líderes socialistas de varios países de la región y a medida que iban triunfando el ALBA fue creciendo. Posteriormente fueron creadas instituciones supraestatales afiliadas al ALBA

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